domingo, 24 de junio de 2012

Bundt cake de vainilla y toffee con salsa de caramelo a la sal




Hace unos meses descubrí por casualidad el blog de Joanne Choi
Joanne es una ex profesora de instituto que ahora está en casa cuidando de sus tres hijos pequeños y aún saca tiempo para publicar sus recetas con una frecuencia que le envidio y con una locuacidad y un sentido del humor que para mí quisiera.
Desde que vi este bundt en su blog estuve soñando con él, es una sobredosis de caramelo que explota en el paladar mezclado con la sal en escamas.
No os perdáis la primera parte del post, en la que explica cuál sería para ella la cura de relax ideal. A mí me hizo llorar de la risa.
Y sin más, aquí está la receta. Como dice Joanne, por favor que me dejen a solas con esta tarta. Oh, sí. Solitas ella y yo.
 Bundt cake de vainilla y caramelo con salsa de caramelo a la sal

Ingredientes:
3 tazas de harina de repostería
½ cucharadita de levadura química
½ cucharadita de bicarbonato
1/c cucharadita de sal
226 gramos de mantequilla ablandada
1 + ¾ tazas de azúcar
4 huevos grandes a temperatura ambiente
Raspadura de una vaina de vainilla (Usar la vaina vacía para la salsa)
1 taza de buttermilk
¼ taza de chips de toffee

Salsa de caramelo:
1 taza de azúcar
200 ml de nata líquida
60 grs de mantequilla

Preparación:
Precalentar el horno a 180º
Engrasar un molde de bundt y reservar.
Tamizar los ingredientes secos todos juntos en un bol y reservar
Batir en el robot a velocidad media la mantequilla con el azúcar hasta que esté blanca y cremosa y el azúcar se haya disuelto por completo. Añadir los huevos ligeramente batidos de uno en uno, sin añadir uno hasta que el anterior esté perfectamente mezclado.
Añadir a la masa las semillas de vainilla. A continuación bajar la velocidad e incorporar los ingredientes secos en tres veces, alternando con el buttermilk.
Poner la mitad de la masa en el molde y alisar. Echar por encima los chips de toffee cuidando de que ninguno quede pegado al borde del molde. Cubrir con el resto de la masa y alisar.
Hornear de 50 a 60 minutos, o hasta que un palillo insertado en el centro salga seco.
Dejar enfriar 10 minutos sobre rejilla antes de desmoldar. Dar la vuelta sobre la rejilla y dejar enfriar al menos una hora antes de bañarlo con la salsa.
 
Preparación de la salsa:
Poner el azúcar en un cazo de fondo grueso (Yo utilizo una cocotte) y mezclarle unas gotas de agua.
Llevar al fuego sin remover hasta que el azúcar esté totalmente fundido y tenga un tono marrón clarito. A mí personalmente no me gusta que la salsa de caramelo sepa a quemado, así que tiendo a retirar el cazo del fuego justo en el momento en que el azúcar se ha fundido, ni un segundo más. En ese momento, añadir la mantequilla cortada en cubitos y remover hasta que esté completamente disuelta en el caramelo. Retirar del fuego e incorporar la nata de una sola vez. Batir hasta que la salsa tenga una textura lisa y homogénea y pasarla a una jarra.
Bañar el bundt con esta salsa y espolvorear con flor de sal o sal en escamas, al gusto.

lunes, 18 de junio de 2012

Cookies para una boda


A estas horas mi amiga Cristina estará recorriendo junto a su marido los Estados Unidos en viaje de novios, un viaje que seguramente será inolvidable para ambos y durante el cual verán muchísimas cosas, entre ellas algunas de las pastelerías de mis sueños. Qué envidia...

Hace unos meses Cristina me contó que como recuerdo de la boda quería dar galletas a sus invitados, y además se proponía hacerlas ella misma.

Unas semanas más tarde se dio cuenta de que el resto de preparativos no le iban a dejar tiempo y me pidió que yo me encargara, cosa que acepté y llevé a cabo con grandes dosis de cariño, de sentido de la responsabilidad y de pánico extremo. Nunca me había metido en un encargo de semejantes proporciones (Más de 200 galletas) y era para una amiga, de modo que el terror de que no le gustara el resultado no desapareció hasta el día en que se las entregué.

La primera idea que le planteé fue ésta de Bakerella. Después de varias pruebas con distintos diseños y recetas le sugerí quedarnos con esta idea y creo que fue la mejor decisión que pudimos tomar.

Sólo espero que sus invitados hayan sido tan entusiastas como lo fueron Cristina y su marido el día que vinieron a recoger las galletas a casa.

Les deseo toda la felicidad del mundo, por ellos porque son un encanto y se la merecen, y por mí, porque me gusta ver que el amor sigue moviendo el mundo y que para algunos funciona.

Cristina, Fernando: Que juntos viváis una vida plena, feliz, que siempre seáis un refugio el uno para el otro. La vida es dura para afrontarla solos, pero más aún para vivirla mal acompañado. Levanto simbólicamente mi copa por vosotros (Qué leches, me levanto y me pongo un vino para brindar de verdad, el día ha sido duro y me lo merezco) y con todo mi corazón deseo que así sea.


"... tell me again of afternoon friends,of
square tables in garden round,
of shattered star sthat dare not cry
washing teased by yesterday rain
and breaking sunlight by...



... and I will draw you of yourself and
paint this ceiling blue
and I will cast the echo back
and I... will love you"

(Kylie Johnson)



Now join your hands, and with your hands your hearts ... (Shakespeare)




He reservado para el final la contribución de Bianca para este encargo. Será pasión de madre, pero sus galletas decoradas me han parecido magistrales. A los 4 años yo sólo era experta en comerme las uñas, hurgarme la nariz y caerme de la bici, ella por suerte está en otra onda :-)

sábado, 16 de junio de 2012

Cosas que (no) me da miedo contar


Hace unas semanas Biscayenne escribió un post maravilloso que podéis ver aquí y que me encantó porque me hizo reflexionar muchísimo y me sentí muy identificada con casi todo lo que cuenta. Digo casi porque creo que hay sólo una cosa en la que discrepo: Que a mí sí me gusta el color rosa J Aunque en dosis moderadas. Como casi todo en esta vida. Para entender mejor el por qué de esta afirmación no dejéis de leer el post, en serio, merece la pena.

Galletas de mantequilla y Nutella, receta de Kanela y limón

Y por qué os cuento esto? Porque en los últimos meses me he estado planteando en serio dejar definitivamente este blog que últimamente me está pidiendo el divorcio por lo abandonado que lo tengo. En las últimas semanas me he estado dedicando a un proyecto que me ha absorbido todo el tiempo que tenía disponible,y de todo el que he sido capaz de robarle al sueño (Os lo enseñaré en un par de días, en el próximo post)


Pero la falta de tiempo para cocinar y fotografiar de un año a esta parte es una constante y curiosamente, me ocurre que cuanto menos publico, menos me apetece publicar. Noto que me distancio de todo esto y no sé qué hacer para remediarlo. Es más, no sé si quiero hacer algo o simplemente dejaré que las cosas sigan su curso y que sea lo que tenga que ser. En otras palabras: Durante este verano me voy a tomar vacaciones del blog, y en septiembre, con el comienzo del nuevo curso, me plantearé qué es lo que quiero hacer, si continuar o abandonar definitivamente. Que por qué me lo planteo? Fundamentalmente por cansancio físico y mental y por saturación. Saturación de qué?, se preguntará alguno. Pues saturación de información, de novedades, de cosas en las que no puedo participar, de datos que fluyen a tal velocidad y en tal cantidad por las redes sociales y las publicaciones del sector que no soy capaz de asimilar. Al igual que tampoco soy capaz de encontrar tiempo para visitar otros blogs y comentar en ellos, por lo que tampoco me sorprende que la gente se canse de visitar el mío y dejarme comentarios.
Galletas de mantequilla decoradas con golden syrup y azúcar de colores

Después está ese invento demoníaco de pinterest, que la primera vez que entré me pareció maravilloso. Pensé “Oh, qué fuente de ideas e inspiración!” Pero después he cambiado un poco de idea al respecto. Pinterest sólo muestra la belleza y la perfección según la moda y la estética imperantes, y aunque por una parte me gustan las cosas que veo en él, por otra parte tal cantidad de belleza y perfección por pixel cuadrado me saturan y me hacen sentir inútil y mediocre. Porque yo no tengo una gran cámara de fotos (En realidad no tengo ninguna, se me rompió hace dos años y desde entonces las fotos de mi blog son de i phone) ni conocimientos suficientes de photoshop (A decir verdad ahora ni siquiera lo tengo, desde que cambié de ordenador no he sido capaz de volver a instalarlo) para suplirla, así que la calidad de mis fotos depende siempre de la luz que haya ese día, y por ley de Murphy casi siempre que cocino algo para fotografiarlo, las nubes me arruinan la sesión. Así ocurre que muchas veces hay recetas que no subo al blog porque la foto no era “digna de ser publicada”. Sirvan como ejemplo las que ilustran este post. Algunas (La mayoría) no tienen buena luz, otras fueron hechas con tanta prisa que el encuadre es nefasto o la composición es pobre (Que no minimalista) o directamente antiestética e incluso imperdonable. Eso no quiere decir que la receta en cuestión no mereciera la pena, pero cada vez parece más cierto que una imagen vale más que mil palabras, verdad?
Pechuga de pollo asada con salsa de almendras y menta
Fuente: Donna Hay

Llevo mucho tiempo diciendo que me gustaría mejorar la calidad de mis fotos, tener más presencia en este mundo, etc. Pero últimamente me lo he cuestionado mucho. Me pregunto si realmente es eso lo quiero. Me puse muy contenta la primera vez que Foodgawker me publicó una foto, pero desde entonces nunca he vuelto a mandarles ninguna, o por olvido o por falta de tiempo. Yo creo que mi subconsciente me hace alejarme un poco de todo esto porque en el fondo no sé qué sentido tendría para mí ser “famosa”, o que mi blog tuviera más visitas, etc.


Espero encontrar las respuestas a todos estos interrogantes durante el verano. Sólo tengo pendientes de publicar dos o tres posts más de aquí a final de mes y después colgaré el cartel de cerrado por vacaciones. A la vuelta tendré que tener ya claro qué hago con este blog, si darle más vida (Aunque sea a costa de dormir menos…aún!) o colgar el cierre definitivo.


Espero que estéis disfrutando mucho del fin de semana. Sed felices.